En un principio la capacidad de destacar, me hizo defender la idea de no formar parte de las redes sociales, ser diferente, remar a contracorriente. Meses mas tarde, me di cuenta que no tener ninguna red social, no era de ser diferente, sino que podía ser incluso antisocial. Una minoría no esta en Internet.
Comencé con tuenti, por la presión de mis amigos. Las fotos de los distintos momentos que hemos compartido llenan mi perfil. La parte en la que me describo mi personalidad no me la tomo muy en serio la verdad, sino que esta plagada de chistes y comentarios ambiguos, aunque creo que esto también dice mucho de mi.
Algunos meses mas tarde, me di cuenta que quedarme en tuenti era restringirme a un territorio muy pequeño, por lo que los distintos familiares que dispongo fuera del país no podían contactar con facilidad conmigo. Me hice un perfil en Facebook. El perfil de Facebook es bien diferente al de tuenti, sin apenas fotos, me dedico a hablar con aquellas personas que no pude localizar en el resto de redes sociales. Twitter, se ha convertido en la última red social en la que participo. El hecho de hacer comentarios directos de personajes famosos con cuentas contrastadas, es decir, sabiendo que son ellos, me animo bastante la verdad. Hay gente que utiliza Twitter para que conozcamos lo que están haciendo en cada instante. Yo no soy participe de ello, sino que lo utilizo para hablar de actualidad, o para difundir mis publicaciones de mi blog (también dispongo de un blog) donde me gusta escribir mis reflexiones y pareceres acerca de la vida cotidiana y mis vivencias personales.
A partir de todo lo leído y visto, las redes sociales han pasado a ser perfiles amistosos a un apartado importante del lenguaje no verbal, hay que ser selecto a la hora de elegir todo el contenido que se sube.
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